miércoles, 1 de junio de 2016

Los feminicidios: ¡No es un tema de sexo, sino de género!

“Los feminicidios en el Estado de México, no tienen como objetivo central el  asesinato a la mujer por su sexo, sino por el desprecio, odio y aborrecimiento a las características femeninas que muestran hombres y/o mujeres”.


Por Mtra. Jessica Teresa Aguilar Castillo.

El concepto sexo se refiere a las condiciones fisiológicas, orgánicas (hormonales, cerebrales, genéticas, cromosómicas, etc.) de los seres humanos, es decir, el sexo se define como hombre o mujer.  

El concepto de género se entiende como: “un concepto teórico que permite estudiar la construcción y reconstrucción de la identidad de las personas en donde las ideas y significados sobre lo femenino y lo masculino no son fijas y varían según el uso del contexto”[1]. Por ende, existen cuatro clasificaciones distintas según sexo y género: mujeres masculinas, mujeres femeninas, hombres femeninos y hombres masculinos, mismos que además, y de manera independiente a lo ya explicado, tienen su propia preferencias genérica u orientación sexual, homosexuales, bisexuales o heterosexuales.

Aclarado el punto, podemos darnos cuenta que en México algunas mujeres rechazan su feminidad para convertirse en mujeres masculinas; es decir, mujeres que no se permiten llorar, fuertes, poco sensibles, mujeres que asumen roles del estereotipo masculino para destacar en el ámbito laboral, como en el ámbito familiar, rol que eligen o se imponen así mismas. Todo esto, basado en el estereotipo social y cultural del mexicano, que es falocéntrico y machista.

En México, los hombres asumen el rol masculino que les fue impuesto por la estructura social y moral de la familia tradicional mexicana. Los hombres son proveedores del hogar, asumen responsabilidades económicas de la familia. Pero ¿qué sucede cuando se convierten en hombres femeninos? Son juzgados y criticados como “putos”, “jotos”, “maricones”, “mantenidos” “débiles”, “chillones”, “gallinas”, “nenas”, etc., las criticas y la violencia que se ejerce se excusa en el hecho de que ese rol no les corresponde. Los hombres no deben ser  sensibles, o dejar de ser proveedores del hogar, no se les permite tener ninguna actitud o conducta si quiera parecida a lo femenino porque se les agrede y violenta clara y abiertamente, desde los comentarios supuestamente bromistas hasta las agresiones que cuestan la vida.
Entonces, según una hipótesis, la realidad nos dice que la violencia a la mujer no radica en el sexo de ella, sino en el desprecio a las características del género femenino. Es decir, si un hombre se riza las pestañas, usa un poco de brillo labial o se hace la manicura es tachado de “puto”, sin que ello implique que aquel hombre tenga una orientación sexual homosexual, el simple hecho de tener actitudes femeninas genera acciones violentas por parte de hombres o mujeres.
Los feminicidios en el Estado de México, no tienen como objetivo central el  asesinato a la mujer por su sexo, sino que el asesinato se da por el desprecio, odio y aborrecimiento al género femenino y sus características. Todo aquello que sea femenino en mujeres u hombres, tiene desprecio por un segmento de la  sociedad.

Las frases peyorativas como: “Lloras como niña”, “Tenía que ser mujer”, “Pareces una niñita”, “Es vieja, ¡que esperabas!”, “¡pegas como niña!”, son una pequeña muestra del desprecio que hay hacia el género femenino, no exclusivamente hacia la mujer vista por sus órganos pélvicos sexuales. Sea hombre o mujer, mientras denote conductas femeninas, recibirá las mismas demostraciones de discriminación y violencia.

El tema de los feminicidios en el Estado de México necesitan un análisis profundo. El diseño de las políticas públicas que deben implantarse debe estar basado en estudios de género, sexo y sexualidad humana (identidad sexo-genérica), no pueden ser solo temas de agendas de gobierno con títulos rimbombantes o campañas que generen desprecio por un sexo u otro, deben ser planteadas con estadísticas y estudios mas profundos.

Es importante saber que la hipótesis respecto al desprecio hacia las características femeninas, no maquilla las cifras alarmantes de mujeres asesinadas ya sea por lo femenino o por su sexo. En el 2014, fueron asesinadas 1,042 mujeres brutalmente, 353 casos fueron tipificados como feminicidio, 7.2 mujeres mueren diario, 7,185 están desaparecidas.
La edad promedio de mujeres asesinadas es de 21 a 40 años, la cifra más alta la encabezan las amas de casa. Solo existen once alertas de género en el Estado de México, solo catorce estados de la república contemplan al feminicidio en su Código Penal, siete estados tiene protocolos con perspectiva de género, mientras que 17 estados aún tienen tipos penales difíciles o imposibles de acreditar como feminicidio.

En conclusión, los feminicidios a nivel nacional y estatal tienen un grave incremento estadístico por diversas razones: el odio a la mujer por el sólo hecho de ser mujer, el odio hacia las características femeninas que también pueden estar representadas en un hombre, el machismo, el falocentrísmo y el heterocentrísmo imperantes en la sociedad y que generan violencia.







[1] Pedroza de la Llave, Susana Thalia, “Comentarios sobre las instituciones en México encargadas de erradicar los estereotipos de género”, Ed. Porrúa, México 2015, Pág. 224.